La dieta mediterránea se caracteriza por un elevado consumo de alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, granos y legumbres) y un consumo moderado de carnes y derivados lácteos, y cuya fuente de grasa principal es el aceite de oliva. Este tipo de dieta está muy presente en los países de la cuenca del Mediterráneo, entre los cuales se ubica España.
Hasta la actualidad, la mayoría de las investigaciones dirigidas a estudiar los efectos de la alimentación en los tratamientos de reproducción asistida se habían centrado en alimentos o nutrientes específicos. Ahora, un estudio recientemente publicado en ‘Human Reproduction’ relaciona ciertos hábitos alimentarios asociados a la dieta mediterránea con una mayor probabilidad de éxito del tratamiento de reproducción asistida.
En el estudio, llevado a cabo en Atenas, participaron 244 mujeres no-obesas en edad fértil (20-40 años) que se sometían por primera vez a un tratamiento de fecundación in vitro. La evaluación de la dieta se realizó antes del inicio del tratamiento mediante un cuestionario de frecuencia de consumo de los 6 meses anteriores en el que se incluían los principales grupos de alimentos y otras preguntas sobre sus hábitos alimentarios, como el número de comidas diarias o el consumo de suplementos. Las pacientes rellenaron el cuestionario antes del tratamiento y a cada cuestionario se le asignó una puntuación MedDietScore de 0 a 55 (siendo 55 la mejor nota) basada en la fidelidad del seguimiento de la dieta mediterránea estándar, y según la puntuación obtenida se dividió a las mujeres en tres grupos.
El grupo de investigación dirigido por Nikos Yiannakouris observó que las mujeres en el grupo con la mayor puntuación presentaban tasas significativamente más altas de embarazo clínico y de hijos nacidos vivos tras un tratamiento de reproducción asistida que las mujeres en el grupo con la puntuación más baja. Esto se traduce en que las mujeres con mayor adherencia a la dieta de tipo mediterráneo, es decir, las que consumían más verduras, frutas, granos integrales, legumbres, pescado y aceite de oliva, tenían una probabilidad más alta de completar un embarazo exitoso y dar a luz a un nacido vivo.
También se observó la existencia de una asociación entre la edad y la puntuación MedDiet en relación con la tasa de embarazos clínicos y la de nacidos vivos, solo evidente en las mujeres menores de 35 años. En estas mujeres, un aumento de 5 puntos en la puntuación MedDietScore suponía un incremento de aproximadamente 2,7 veces en la probabilidad de quedar embarazada y dar a luz a un bebé vivo. Según los autores, la falta de relación en mujeres mayores de 35 años podría deberse a que los efectos sobre la fertilidad de la propia edad predominan sobre otros factores.
Los investigadores recalcan que la dieta es muy importante para mantener una buena calidad de vida tanto en hombres como en mujeres, y que ha sido demostrado que una dieta saludable como es la dieta mediterránea tiene efectos positivos en el éxito de la FIV, aunque indican que sus resultados no deberían ser extrapolados a todas las mujeres que intentar quedarse embarazadas. Los autores concluyen que es necesario profundizar más en los mecanismos que causan esta mejora mediante estudios más amplios, y estudios que incluyan a mujeres con IMC alto y mujeres sin problemas de fertilidad.
Mª Pilar Cobo del Olmo.
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